El codo de tenista es un proceso común y los estudios han demostrado que lo padecen el 45% de las personas que juegan diariamente y el 25 % de los que lo hacen una o dos veces por semana, siendo particularmente frecuente en los jugadores mayores de 40 años.
Codo de tenista epicondilitis lateral.-
Se trata de una inflamación de la inserción músculo-tendinosa de los músculos epicondíleos (tenoperiostitis) producida por la tensión repetida en dicha inserción y en el periostio. Los problemas aparecen en la zona de la protuberancia ósea de la cara externa del codo (epicóndilo) que se corresponde con la inserción de los músculos extensores de los dedos y de la muñeca.
Dado que el origen de dichos extensores es pequeño, las fuerzas que se desarrollan en los músculos crean una gran carga en esa área.
Se caracteriza por un dolor agudo en la inserción muscular, en especial a la presión o cuando se contrae el grupo muscular afectado, y por una ligera tumefacción y cierto grado de afectación de la función.
Las uniones óseo-tendinosas están mal irrigadas lo que explica porque estas lesiones suelen tardar tanto tiempo en recuperar y se hacen crónicasMedidas preventivas para el codo de tenista:
Medidas preventivas para el codo de tenista:
El juego correcto y un buen entrenamiento son las medidas más importantes.
Para que la técnica sea lo más correcta posible debe insistirse en lo siguiente:
También es una ventaja si la pala tiene un punto dulce grande ya que un golpe por fuera de este punto aumenta la torsión y las fuerzas no deseadas y vibraciones.
Tratamiento del codo de tenista:
Se trata de una lesión con un buen pronóstico aunque los síntomas pueden persistir desde 2 semanas hasta un par de años, especialmente si la persona continúa jugando con normalidad.
En la fase aguda se debe:
Pasada la fase aguda:
En esta fase se debe comenzar a mejorar la fuerza, la resistencia y la movilidad mediante ejercicio cuando el dolor y la inflamación estén bajo control. El programa de entrenamiento deberá seguir los siguientes puntos:
Otros tratamientos:
Se pueden administrar antiinflamatorios tanto orales, como tópicos de aplicación local siempre bajo prescripción médica.
En los casos persistentes, el médico puede infiltrar corticoides junto a anestésicos locales. Estas infiltraciones tienen un rápido efecto beneficioso, aunque durante las primeras 24-48 horas pueda aumentar el dolor.
Si a pesar del tratamiento persisten los síntomas, deberá considerarse la cirugía. Los resultados de estas intervenciones suelen ser buenos.